martes, 8 de febrero de 2011

Ulmö... o el retorno de Gan Z

Hace muchos años yo corría tabla, me levantaba de madruigada y llegaba a las playas para no salir hasta muy tarde. Habían días que podía entrar al mar y no correr una sola ola y sentirme igual de satisfecho que si hubiese corrido cien olas perfectas.

Desde que me mudé a Miraflores, el recuerdo de esos días me da vueltas. Pero siempre me faltaba ese pequeño impulso para dar el salto final. Hasta hace un par de semanas, fuimos con Ili y los chicos a Cerro Azul y regresando de un fin de semana de remolcar a mis hijos sobre las olas y de bañarme en el mar donde corría olas hace casi 25 años, regresé a Lima a comprarme una tabla para regresar al mar. Ulmö es su nombre, como el Valar que rige los oceanos y las aguas.

Tres semanas seguidas de regresar a Cerro Azul, de entrar con Ulmö al mar y de compartir las olas... aún no puedo tomar las olas como antes, pero de vez en cuando puedo tomar una ola, llegas a la sección y correrla hasta el final. Cuando tomas una ola así, terminas con la sensación de un día completo... de tomar contacto con algo tan fuerte y dejarte llevar y trabajar juntos...

La verdad es que la alegría de haber regresado a las olas hace que me sienta mucho mejor; a eso súmenle que Gabriel también disfruta de correr sus olas y que incluso Ili ha probado la tabla y la disfruta. Tengo un tema más que compartir con los míos y eso es algo que me encanta!

Gracias Ili, Negro, Gabo, Vale, Ulmö... gracias!